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Diario YA


 

La formación Podemos estuvo trabajando en Venezuela

Maduro emula a Stalin financiando Frentes Populares en Europa

Miguel Massanet Bosch. Poco a poco, despacio pero sin parar, se vienen descubriendo los secretos que se esconden en las alcantarillas de esta nueva formación, Podemos, incubada en la universidad del señor José Carrillo y, desde hace un tiempo, suficientemente demostrado que fue creada, promocionada, financiada y protegida, desde la Venezuela del señor Maduro y, con anterioridad, bajo los auspicios del señor Hugo Chávez, el caudillo bolivariano por excelencia y responsable de que, los países hispanoamericanos de la zona, hayan caído en manos o mejor expresado, en las garras, del neocomunismo implantado por los hermanos Castro en Cuba; basándose en el indigenismo descontento y en la miseria a que, la mayoría de dichas naciones, fueron conducidas por los sucesivos gobiernos corruptos, tanto de derechas como de izquierdas, cuya depravación las arrastró a la pobreza mientras los políticos en el poder, se convertían en dictadores multimillonarios.

Nada que nos pueda sorprender y nada que ya no se supiera aunque, algunos infelices,  no hayan sido capaces de sumar 2 más 2 para sacar las conclusiones oportunas, dejándose engatusar por viejas consignas, ideas obsoletas, descarriados programas económicos y superados cuentos de la lechera, sólo que en clave comunista. Lo cierto es que, hoy en día, nadie pone en cuestión que el señor Pablo Iglesias, el señor C. Monedero, el señor Errejón y el señor Echenique, no son más que la quinta columna enviada desde Venezuela con la misión, no sólo de crearnos problemas en España, algo que ya están consiguiendo, sino que con aspiraciones de entrar en las instituciones de la CE desde donde, sin duda, pueden comenzar una labor de desgaste, de captación de adictos, de destrucción de los valores y éticas en los que se funda la UE y de llenos de proyectos de resucitar, en las distintas naciones, las revoluciones de índole populista, de tipo ácrata que, en los años 30 del siglo pasado puso en marcha el Kominforn.

Todo ello con la evidente intención del establecimiento de un modelo de Estado en el que se fomente el intervencionismo público, se aumente el número de funcionarios, se limiten las libertades individuales y se impongan las normas derivadas de un pensamiento  único, mediante el adoctrinamiento de la ciudadanía, en especial de la juventud, fomentado la idea de un Estado protector,  al estilo del Gran Hermano de Orwel, en el que cada acto, cada movimiento y cada decisión del ciudadano debe ser fiscalizada desde la “casta” dirigente; al estilo de lo que sucedía en la URRS con la famosa KGB, la expresión más evidente de un régimen totalitario y absolutista que se pudiera dar y cuyas consecuencias, por desgracia, los alemanes y otros países conquistados tuvieron ocasión de padecer en sus propias carnes detrás del Telón de Acero.

Y no se trata de elucubraciones sin base alguna, ni de simples ramalazos de superstición en contra de las izquierdas; nada de eso, se basa, por el contrario, en informaciones que, por otra parte, ya se han venido desvelando durante las últimas semanas. La formación Podemos estuvo trabajando en Venezuela ayudando al gobierno del señor Maduro en sus proyectos autoritarios y de represión de la oposición y amordazamiento de la prensa independiente que intentó denunciar el totalitarismo estatal y la creciente miseria que se está apoderando del país como consecuencia del abaratamiento del precio del combustible. Los supermercados permanecen desprovistos y la gente tiene que hacer colas interminables para conseguir los pocos productos necesarios para poder sobrevivir. Pero ya se ha encargado el señor Maduro de darles la culpa de las restricciones que padece el pueblo venezolano a ¡los países capitalistas que se han propuesto acabar con el gobierno “democrático” de Venezuela! Olvidándose de que ha sido su gobierno el que ha impedido, con su intervencionismo, el normal desarrollo de la economía de mercado libre en su país, asustando a todos los que quieren invertir en él.

Pero conviene que los españoles conozcamos algunos informes que han aparecido en la prensa internacional, denunciando al señor Maduro por haber convocado a los empresarios españoles, que tienen empresas y negocios en Venezuela, para pedirles que insistan ante el Gobierno español para que cese la campaña contra Podemos, bajo la amenaza de que, en caso contrario, van a ser ellos los que experimenten las represalias que se van a tomar en contra de España. ¡Si, señores, a esto se llama una verdadera democracia! ¡Haga usted lo que le ordeno porque en caso contrario se va a enterar! Pero, vean ustedes, en esta ocasión el señor Maduro, el gran dictador venezolano que se comunica vía pajarito con el difunto señor Chávez, creo que nos ha hecho un gran favor. Por fin ha quedado claro  quién es el que ha puesto en funcionamiento a estos señores de Podemos. ¿Saben ustedes que estos individuos, que ahora vienen a vendernos las delicias del régimen chavista y que intentan, como ha sucedido con Grecia, introducirlo en toda Europa; disponían de amplias oficinas, percibían remuneraciones del régimen y usaban coche oficial?

Es evidente que uno no tiene dotes diplomáticas, ni entiende de los intríngulis de la política internacional, pero si les diré que es posible que, como simple ciudadano español, me sienta más ofendido, denigrado, irritado y desencantando porque nuestro Gobierno no ha salido en tromba a poner a este señor en su lugar; a reprocharle su intromisión en la política española y a advertirle de que, cualquier represalia contra la empresas españolas en Venezuela, comportará las revanchas correspondientes contra los ciudadanos venezolanos residentes en España. Siento envidia por el comportamiento del primer ministro israelí cuando, apenas enterado de los ataques que los judíos han sufrido en Dinamarca, inmediatamente les ha ofrecido, al resto de judíos que residen en aquella nación, ayuda para trasladarse a Israel donde se sentirán a salvo entre los suyos.

Hay ocasiones en las que sentimos como si no viviésemos en España y nos hubieran trasladado a un país extraño, en el cual parece que todos sus habitantes presumen de vivir peor que los otros pero, miren ustedes que contradicción, no salga usted los domingos y festivos porque las carreteras están llenas de atascos, no vaya a un restaurante sin haber reservado mesa, porque es muy posible que no le sirvan o no frecuente los lugares de ocio porque, lo más seguro, es que se quede fuera si no ha reservado con antelación sus localidades. Puede que los parados, sin prestaciones, sean la excepción y ello sin duda es muy lamentable, pero es que estos señores que piensan votar a Podemos los encontramos entre estas familias, no ricas, pero acomodadas; entre los que gozan de un buen trabajo o entre los de la farándula, los grandes pedigüeños de mejoras para ellos, de rebajas de impuestos para sus espectáculos y de cambios de régimen para que no haya empresarios que los contraten ni público que acuda a sus representaciones, porque nadie va a poder permitirse el lujo de gastarse el precio de la entrada ¡Ah! se me olvidaba que han pedio subvenciones para montar sus espectáculos aunque, al fin y al cabo, no acuda nadie a verlos. Lo que ocurre es que hay demasiada gente que se dedica a la política y no ayuda a crecer la producción de España para mejorar su PIB; demasiados que viven a expensas de los dineros de los contribuyentes y que nunca han sentido lo que es vivir mal.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, contemplamos como a muchos españoles, con el Gobierno incluido, se les ha vuelto la sangre horchata. Cuidado los  diabéticos.
 

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