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Tarifa de discriminación horaria: la elección de los que ahorran

Ahorrar en las facturas de suministros que llegan a los hogares cada mes es uno de los objetivos de la mayoría de familias. Estos gastos que hay que pagar sí o sí se llevan un buen bocado de los ingresos, por lo que es interesante tener un control directo sobre lo que se paga, qué tipo de tarifa se tiene contratada, si existen promociones y descuentos, etc.
Uno de los mejores aliados a la hora de ahorrar es el suministro de luz. Gracias a la tarifa de discriminación horaria son cada vez más las personas que han aprendido a ahorrar utilizando los picos y los valles del consumo eléctrico general a su antojo para gastar la mayor cantidad de luz cuando más barato es esta.
¿Pero cómo funciona la tarifa de discriminación horaria? ¿Es interesante para cualquier tipo de familia y hábitos de consumo? ¿Todo el mundo puede beneficiarse de ella? Estas son algunas de las preguntas que más habitualmente se hacen las personas que piensan en cambiar su tarifa para ahorrar en la factura de la luz. Y estas, las respuestas:

Tarifa de discriminación horaria: cómo funciona
La tarifa de discriminación horaria permite ahorrar hasta un 30 por ciento en la factura de la luz, siempre que el cliente que la contrate sea óptimo para trabajar con este tipo de contrato de suministro.
En este contrato, el consumo se divide en dos secciones a lo largo del día: horario diurno y horario nocturno. Así, las horas nocturnas se pagan mucho más baratas que las horas diurnas.
La franja valle o diurna se da entre las 22 horas y las 12 del mediodía, aunque hay pequeñas variaciones dependiendo de si se está en horario de verano o de invierno.
En algunos casos, los contratos incluyen una franja llamada supervalle donde el consumo es más barato todavía si cabe, puesto que se da en las horas de madrugada, entre la 1 y las 7 de la mañana, aproximadamente.

¿Para todo tipo de personas?
La tarifa de discriminación horaria puede ser para todo tipo de personas, pero es importante tener en cuenta que hay que variar hábitos. Por ejemplo, ya no es ideal poner una lavadora o un lavavajillas por la tarde, sino que se recomienda esperar a la mañana para ello.
De este modo, se aprovechan las horas valle para poner en marcha aquellos aparatos o procesos que hacen un mayor gasto eléctrico.
Este tipo de tarifa de discriminación horaria es ideal para personas que están todo el día trabajando fuera y, por tanto, no realizan un gasto desmedido de luz hasta la noche, momento en el que empieza la tarificación más económica y, por tanto, sale mucho más rentable trabajar con la electricidad.
Todo el mundo puede beneficiarse de este tipo de tarifas con discriminación horaria. Solo hay que estudiar qué forma de contratación tiene la distribuidora con la que se trabaja en ese momento y, en caso de no estar de acuerdo con ella, buscar otras opciones que resulten más rentables.