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Diario YA


 

“Nunca te dejes pisotear por nadie, hijo. Este consejo es la única herencia que vas a tener” Tomás A. Édison

¿El Rey en la reserva? Indultos y secesión descafeinada

Miguel Massanet Bosch.

España ha entrado en cuarto menguante. Por un lado observamos como el PSOE del señor Pedro Sánchez continúa en manos del señor Iván Redondo, como si lo que ocurrió en Madrid no hubiera sido una llamada de atención a las manipulaciones de este caballero, indudablemente dedicado exclusivamente a la persona del actual presidente del gobierno, sin que, como se está demostrando, le importe lo más mínimo la situación de la ciudadanía española, sus derechos constitucionales, su futuro económico o sus libertades individuales logradas después de que, en épocas anteriores,  los que militaron en los partidos comunistas y socialistas, durante la olvidable II República, más conocida como la del Frente Popular, se empeñaran, como ahora lo están intentándolo nuevamente los que reivindican aquella época como ejemplo de democracia, en convertirla en otro de estos “paraísos comunistas” en los que ya no cree nadie más que personajes como los que ocupan el actual Ejecutivo y su presidente que siguen pensando que el poder que inopinadamente, debido a una serie de circunstancias poco afortunadas, les fue conferido en las urnas, lo van a poder mantener hasta el año 2050 sin que, la falta de gobernanza, las infaustas decisiones que han  venido tomando durante la pandemia de la Covid 19, su intento de evitar que el señor Pedro Sánchez salga salpicado por los garrafales errores de los que es directamente responsable, de modo que nada más aparezca en público para dar buenas noticias, inventándoselas o, lo que resulta más detestable, atribuyéndose méritos y triunfos en cuanta a una vacunación en la que él no ha tenido ni arte ni parte ya que las compras, como los envíos de las vacunas han estado organizadas desde Europa y, su intervención en el asunto, se ha limitado a seguir las instrucciones que ha recibido desde los organismos de la UE y, aún eso, lo ha hecho tarde y mal.


Y, en todo este desconcierto intencionadamente creado por la camarilla de ministros que, en número veintitrés, deambulan por la Moncloa para que el embrollo de decretos-ley, de órdenes y contraórdenes, de invasiones de inmigrantes, de críticas acompañadas de declaraciones de amistad, de muestras de respeto y la “hermandad” que une, a los españoles, con el soberano alauita¬ que, evidentemente sólo se explica cuando sale de una serie de personajes, como son los del actual Gobierno, capaces de vender a sus madres con tal de que no los echen del sillón que tan indignamente han venido ocupando. La “hermandad” de la marcha verde sobre el Sahara español, la de la ocupación de la isla de Perejil, la de las innumerables ocasiones de asalto provocado en las fronteras de Ceuta y Melilla, la del intento de hacerse con el territorio que España descolonizó para que se convirtiera en un estado libre y no en otra colonia de Marruecos… podríamos seguir enumerando desplantes durante un espacio del que no disponemos sobre las incontables ocasiones que los marroquíes han intentado chantajearnos con motivo de la pesca, y siempre han venido sacando tajada de los actos de agresión que se han sacado de la manga ( sociedades mixtas de pesca por pescar en caladeros que serían propios de las aguas territoriales de las Canarias, nunca reconocidas por el soberano Mohamed VI)   En realidad, con hermanos semejantes, lo de Caín y Abel puede resultar hasta un ejemplo de amor fraterno.
   La realidad es que ya no sabemos si seguimos en una monarquía parlamentaria o, como dicen los separatistas catalanes, sin tomarse la molestia de utilizar términos ambiguos, o estamos en una de estas repúblicas bananeras que tanto están proliferando en la América latina. ¿Dónde está don Felipe VI? Salvo alguna, poco frecuente, aparición en algún espacio de corta duración en la TV del Gobierno, sería muy difícil entender como ha dejado de ocupar un lugar preeminente en los medios informativos de España para quedar sometido a la más sistemática e inexplicable ocultación en base a que sus tareas como monarca cada día se nos hurtan más en las informaciones de los medios de comunicación y es evidente que, la intención de quienes nos gobiernan es de irle reduciendo sus funciones públicas con la aparente intención de preparar al pueblo para que, cualquier día, intenten dar el cambiazo transformando a nuestra nación en una república que, obviamente, no sería de derechas sino la simple antesala de una dictadura de las izquierdas totalitarias; más incomprensible, tratándose, como se trata, del Jefe de Estado de la nación española lo que, a nuestro modesto entender,  no es más que un secuestro que sólo se entiende  desde el punto de vista de que, Felipe VI, haya sido puesto ante el dilema de que le permitan seguir reinando simbólicamente o que, la amenaza de un cambio de la Constitución ( hoy por hoy no posible sin el apoyo de los partidos constitucionalistas) si, como parece ser la intención de la izquierda que ostenta el poder en este país provocara, con el apoyo de separatistas y comunistas, un cambio de régimen conseguido a la brava.
Un peligro que debiera de ser tenido en cuenta por esta derecha que parece que está queriendo racionar ante la evidencia de la posibilidad de que se establezca un sistema de gobierno dictatorial, mediante la erradicación del sistema monárquico en una nueva Constitución que sería sustituido por una república, al menos nominalmente, bajo la dirección de quienes saben cómo se puede oprimir a un pueblo desde el totalitarismo radical. Por si faltara el aderezo oportuno a esta ensalada de desatinos, en Cataluña ya se puede decir que cualquier asomo de españolismo, de resistencia por la parte de la población que sigue manifestándose contraria a dejarse llevar por la corriente revolucionaria, cada día que pasa, gracias a la inopia del Gobierno, al chantaje que el separatismo catalán está imponiendo a los gobernantes del país y a la necesidad  que Sánchez tiene de los votos separatista para mantener la legislatura, que ya está haciendo aguas por los cuatro costados, y a la pasividad que demuestra tener un PP que, si bien reacciona ante determinadas situaciones ( la invasión de lis inmigrante en Ceuta) no lo hace con la energía, el brío, la intensidad y la fuerza necesaria para que sus adeptos y seguidores tomen consciencia de que será capaz de derrocar a un gobierno que, si algo tiene, es que sabe mantener su unidad por encima de sus respectivos intereses de partido.
Cada vez más decisiones y más presión soberanista encaminada a que el Gobierno vaya cediendo al chantaje político y mediático que se viene ejerciendo, implacablemente, respecto a aquellas cuestiones que, de una forma u otra, significan etapas, avances, cesiones o facilidades para que el poder del gobierno central vaya disminuyendo a favor de toda esta potente organización que existe en Cataluña, perfectamente organizada y sincronizada, cuyo objetivo, que no se molestan en ocultar, consiste en que, a medio plazo Cataluña se convierta en un Estado independiente. Y, a propósito de esta cuestión, conviene comentar otra de las cuestiones que tienen en vilo al actual Gobierno que, como es perfectamente conocido por quienes siguen la política de esta nación, tiene que resolver sobre una cuestión que, como es sabido, constituye uno de los objetivos más perseguidos por el independentismo catalán, que hace referencia al indulto de todos aquellos delincuentes de la política que participaron en aquel intento revolucionario de proclamar la independencia de la “ nación catalana” ( octubre del año 2017)
Si, como parece que ya es algo decidido por el actual Gobierno, existe el propósito de que, cualesquiera que fueren los informes de los fiscales ( contrario a esta medida) y del resto de aquellas instituciones que, preceptivamente, deben ser consultados antes de conceder cualquier indulto, informes que en ninguno caso son vinculantes para el Ejecutivo,  pero que, obviamente, tienen una importancia fundamental en cuanto le indican al Gobierno el camino que debería seguir en cuanto a la concesión o rechazo de la medida de gracia que se deba adoptar en el caso de los presos por la sentencia del TS que los condenó por secesión o intento y por malversación de caudales públicos. De que la decisión de conceder el indulto ya estaba tomada no nos cabe la menor duda, porque forma parte de los acuerdos secretos que los negociadores del Gobierno y los de la Generalitat ya hace tiempo que tomaron, cuando los separatistas apoyaron a Pedro Sánchez en la sesión de investidura. Evidentemente que el señor Redondo, el factótum de todos estos planes, ya habrá calculando el impacto que va a tener en muchos votantes, incluidos los de el propio partido socialista, el uso de una medida tan impopular para el resto del pueblo español, en cuanto al sentido de su voto para cuando, dentro de dos años tengamos que ir de nuevo a votar. Tiene a su favor la volatilidad de los votantes españoles tan propensos a olvidarse de los errores de la izquierda y tan obsesionados en contra del conservadurismo de las derechas.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vistas algunas encuestas que anuncian, tímidamente, una victoria de las derechas sobre las izquierdas en las próximas legislativas, nos asalta la duda de siempre, la que hace que, en muchas ocasiones en las que parecía que la victoria estaba asegurada para los partidos moderados, los del orden, los de la defensa del mercado libre y la economía de mercado basada en la ley de la oferta y la demanda, parecía que vencería y luego perdió o no obtuvo los suficientes sufragios para poder formar gobierno. Hablamos de la inveterada cuestión de anteponer las conveniencias del país a los intereses egoístas de los candidatos, de sus envidias, de sus roces por el poder y de esta puñetera costumbre de segar la hierba a los pies de todo aquel que, por sus méritos, su destacada actuación, sus capacidades para conectar con la ciudadanía o su simpatía, consiga situarse en un lugar preferente para representar a su partido, en busca de alcanzar ser elegido presidente del Gobierno. No quisiéramos que ni Casado, ni el alcalde de Madrid (un sujeto valioso) ni cualquiera de las valiosas personas con las que cuenta el PP, malograra, impidiera, obstaculizara o mermara las posibilidades de la persona actualmente mejor situado para poder disputar, a Pedro Sánchez, en unos próximos comicios, la oportunidad de gobernar España. Y vamos con la frase, hoy del ilustre escritor y orador monárquico, don José M.ª Pemán: “No hay virtud más eminente que el hacer sencillamente lo que tenernos que hacer.”                                                   
 

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